por Ximena Mart.
En El Cairo, tuve la maravillosa oportunidad de ver y escuchar al grupo Mazaher, un grupo musical compuesto principalmente por mujeres. Están conectadas a la antiquísima tradición del Zar, practicada en varios países de la región, desde el Este de Africa hasta la Península Arábica. Solamente 25 personas en todo Egipto, 12 de ellas en El Cairo, continúan practicando y conservan este conocimiento y su tradición.
El Centro Egipcio de Cultura y Arte (ECCA) se ha propuesto documentar y promover este original legado musical. Ha reunido varios músicos de Zar y ha propiciado que puedan ensayar largamente, para recordar y grabar.
Como resultado de esta brillante iniciativa, se formó el grupo Mazaher. Se presentan semanalmente en un pequeño y sencillo café, donde simplemente reordenan las sillas alrededor de un espacio abierto para los músicos, y adelante una cómoda medialuna de cojines. El lugar está repleto, muchos en el público son asiduos que vienen todas las semanas, algunos afirman que la música los transporta y lo toman como una reenergización espiritual o un regalo para el alma.
EL RITUAL DEL ZAR
El Zar es un ritual de sanación comunitaria cuyas principales participantes son mujeres, quienes también mantienen la tradición (los hombres tienen papeles secundarios). Este ritual ha sido ampliamente malinterpretado como una forma de exorcismo, sin embargo su finalidad es armonizar las vidas internas de los participantes. El Zares un espacio en el cual las mujeres pueden liberar las tensiones y frustraciones ocasionadas por las severas restricciones sociales, que limitan sus movimientos, sus vestidos, y sus posibilidades de expresarse. Es un antiguo rito de purificación que apunta a pacificar numerosos espíritus. La comunicación con espíritus invisibles se conduce por medio de ritmos y percusión que pueden llevar a un estado alterado de consciencia y al trance. La experiencia puede ser catártica, una purificación física y espiritual que nos lleva a la calma y a enfrentar la vida con energías renovadas.
El status marginal del Zar puede atribuirse a una compleja dinámica de magia, misterio, espíritus no-islámicos, y su función es una alternativa a las prácticas oficiales de sanación, sociales, y religiosas. Debido a que el Zares parte de una cultura subterránea, la música y las canciones han sobrevivido en su forma original sin mayores interferencias. Sin embargo, el ritual que se practica ha reducido sus contenidos, y muchas de las canciones y ritmos, diferentes de otras tradiciones musicales egipcias, se han olvidado.
LA MUSICA
La música presentada por Mazaher está inspirada por tres diferentes estilos de la música del Zar practicada en Egipto: ElZar Egipcio o Zar del Alto Egipto, El Abu el Gheit Zar, y el Zar Sudanés o Zar Africano.
Desde la primera nota se siente una respuesta en el alma al escuchar la voz desgarradora y profunda de Umm Sameh, secundada por los coros de Umm Hassan y Nour El Sabah. Su canto estaba profundamente ligado con el público: coqueteaba, enamoraba, preguntaba, provocaba, y dirigía sus frases a personas precisas llevando una verdadera conversación. Vestidas con túnicas y un pañuelo en la cabeza al estilo campesino. Las acompaña una tamboura,una lira de 6 cuerdas que existe en varias formas en los diferentes países en que se practica el Zar.
Ésta en particular tenía la forma de una impresionante serpiente dorada, rodeada por una guirnalda de flores, y descansaba sobre unos cojines sobre una mesa. Este instrumento está representado en las paredes de tumbas y templos faraónicos, pero la práctica del Zaren el antiguo Egipto no ha podido comprobarse. Pocos músicos fabrican o tocan ya la tamboura.
Otro instrumento peculiar es el Mangour, un cinturón de cuero cosido con numerosas pezuñas de cabra, que se amarra en la cadera y se hace sonar con fuertes movimientos rítmicos horizontales, en el caso de Mazaher lo usan dos hombres. Una de las músicas acompaña con sentidas danzas y giros mientras toca toura (crótalos grandes). Danza desde su interior, transmitiendo su paz y su goce con la música. Acompañan también el duff, el reqq, y varios otros instrumentos de percusión, tocados por hombres y mujeres, así como el nay, la flauta de bambú.
Es un recital que conserva toda la fuerza de la milenaria tradición, salí conmovida e inspirada.
- Si visitas El Cairo, es un panorama totalmente recomendable:
MakAn 1, Saad Zaghloul St., El Dawawin
202 2792 0878 para confirmar horarios y reservas