por Oscar Flores.
Oscar: Me gustaría que me cuentes primero, ¿cómo te iniciaste en la danza?
Ximena: Desde muy chica bailo, según mi madre bailaba hasta la música de los jingles en la radio, así que ya a los 4 años estaba en clases de ballet, en Montevideo donde nací y me crié.
Oscar: ¿Quiénes ha sido tus maestros?
Ximena: De Ballet, Maxim Koch. De Danzas del Medio Oriente estoy agradecida a muchísima gente que me ha enseñado desde 1981. Hablamos de la era A.I. (Antes del Internet) y era sumamente difícil encontrar información, videos, música, o quien te enseñe. En Chile prácticamente no existía la danza. Algún atisbo en lugares nocturnos para hombres, y un primer brote en el Estadio Palestino con Teresa Saba en sus comienzos. Recién había nacido mi hijo, y buscaba una actividad física reponedora un poco más fuerte (estaba haciendo ejercicios tipo yoga, un trabajo más bien espiritual) y una bailarina de California, donde sí ya nacía la pasión de las mujeres por esta danza, ofrecía un curso. No había visto nunca bailar más que a Bárbara, mi profesora, en algunas fiestas. Pensé que para bailar así realmente iba a tener que trabajar mi femenino y lo encontré un desafío muy entretenido, especialmente en ese momento de mi vida con un hijo de menos de un mes. Es una etapa en que cuesta volver a sentirse atractiva, estás recuperándote del parto, amamantando, se duerme mal, el cuerpo no es el de siempre, está difícil vestirse …
Después de casi 10 años de ballet, mucho Tai Chi, Kung Fu, yoga, danza africana e incursiones en todo tipo de actividades corporales y espirituales, esta danza me intrigó muchísimo desde la primera clase, porque con todo lo que había hecho hasta entonces encontré movimientos donde realmente tenía que pensar ¿con qué músculo se hace esto? De ahí empecé una búsqueda durante mis viajes a Europa con esta técnica: llegaba a una ciudad, buscaba un restaurant de comidas árabes, preguntaba por bailarinas y la posibilidad de aprender y por supuesto me recomendaban a su mejor amiga, con resultados variados. Mi madre vivía en Alemania y aprovechaba mis visitas para tomar alguna clase.
En Chile una profesora llamada Ivonne Sanhueza, que había vivido en Alemania, trajo la técnica y hermosa música, y también fui a sus clases. Ivonne falleció muy joven pero dejó una poderosa semilla: En sus grupos se formaron muchas de las primeras profesoras de Chile.
Shokry Mohamed fue importantísimo en mi formación. Su estilo natural y auténtico me cautivó a primera vista, me hizo sentir que mi búsqueda llegaba “a puerto”. Fue él quien me llevó en 1998 por primera vez a Egipto a conocer su cultura, la cultura madre de nuestra danza, y nunca más pude dejar de ir. También me inició en el estudio de los ritmos y los crótalos. Con él y mi recién nacido ballet Arabesca, montamos un show en Santiago que fue el primero que se presentó en teatro con esta modalidad de danza. Viajé a Madrid, ensayé con su grupo de danza, reproduje los vestuarios en Santiago y mis alumnas más avanzadas ensayaron las coreografías del grupo de Shokry. Fue la primera vez que se vieron danzas nubias, del Sudán, y del bastón en Chile. Gente que no había visto bailar las danzas de sus países de origen lloraban de emoción, fue demasiado lindo …
Otro importante encuentro fue Hossam Ramzy, quien me ayudó a comprender misterios y sutilezas de la música árabe, y Serena a reflejar los cambios de la música en la danza.. Nur Banu me introdujo a los accesorios y a distintos estilos folklóricos, me enseñó muchísimo. Y la gran Farida, ni que decir. Como te decía hay mucha gente a la que debo conocimientos.
Oscar: ¿Cómo comenzó tu relación con Farida?
Ximena: Creo que fue en el 2003, viajé a Madrid para asistir a un seminario de Farida organizado por Shokry Mohamed y su escuela Las Pirámides. Yo estaba alojada en casa de Shokry y Rosa, y Farida, quien inspira en sus coterráneos un respeto casi sobrenatural, en un hotel. Dos cosas pasaron que nos acercaron: Llegó el momento de comenzar el seminario, y la traductora no llegaba. Como tengo bastante experiencia en traducir del inglés en seminarios, lógicamente me ofrecí y traduje todo el seminario. Como poca gente allí hablaba inglés, quedé acompañándola también en los recreos y el resto del día. La segunda cosa que pasó es que había algún congreso en Madrid que tenía los hoteles a tope, y el hotel de Farida resultó ser pésimo, así que terminó viviendo así como yo en casa de Shokry. Me dijo que la próxima vez que fuera a Egipto fuera a su casa. Ni pensaba en aceptar semejante honor, mis estadías en el Cairo no son cortas. Pero sí la llamé por teléfono antes de viajar a Egipto, para preguntarle si sería posible tomar algunas clases con ella. Me contestó que sí pero con una condición: debía alojarme en su casa. Me recibió con tanto cariño, y lo pasamos tan bien juntas, ni hablar de las dos horas o más de clases cada mañana. Desde entonces voy a su casa cada año, el próximo Diciembre será la cuarta vez.
Otra cosa que es para mí master class es ver danza con ella y sus amigos. A través de sus comentarios he ido conociendo el ojo egipcio, qué ven, qué aprecian, qué los conmueve y porqué, los aspectos culturales, los gestos. Muchas veces sus comentarios me dejaron estupefacta: una vez vimos un video de una famosa bailarina extranjera, famosa por representar el auténtico estilo egipcio. Maher Kamal, un talentosísimo compositor y director de un grupo de danza folklórica de Ismailia (Suez), entra, echa un vistazo como de 3 segundos y pregunta: ¿de dónde es esta chica? Ni por un instante se le pasó por la cabeza que pudiera ser egipcia, por lo demás a mí también me parecía que lo que hacía parecía super egipcio, y era morena, pelo largo y mirada dulce. Averiguando porqué no convence allá es cuando aprendo.
Yo no sabía lo mucho que Farida representa para los egipcios. Es venerada, respetada y adorada por la gente. Cuando menciono su nombre siempre ponen cara de añoranza o de recuerdo de algo muy hermoso, su solo nombre transporta a un espacio de éxtasis y los hace suspirar. Yo, por sólo vivir en su casa cosecho un respeto debido totalmente a ella, por ejemplo voy a comprar en su barrio y me dan saludos para ella, o algún regalito.
Es como Carlos Gardel para los tangueros, algo así.
Oscar: ¿Qué es para vos la Danza?
Ximena: El único vicio sano que conozco.
Oscar: ¿Cómo ves la danza en Chile hoy?
Ximena: Es increíble cómo se ha desarrollado. Cuando yo empecé varias de mis alumnas venían a escondidas hasta del marido, en secreto. Cuando alguien me preguntaba a qué me dedicaba, me miraban el cuerpo de arriba abajo (creo que ustedes le llaman relojear) no sabiendo qué decir (los hombres), pero las mujeres se sentían muy atraídas, el prototipo Venus sentía el llamado. Cada salida mía a una fiesta, a la peluquería, dondequiera que hubiera mujeres, todas querían venir a mis clases. En Chile culturalmente se baila poco, comparando por ejemplo con Brasil o Cuba, sentí que lo necesitaban como el agua. La gran cantidad de postulantes me permitió crear un sistema semestral, donde todas empezaban juntas y no había gente nueva entrando a cada rato ni de distintos niveles, y a tener niveles diferenciados. Hoy parece ser una práctica común.
Oscar: ¿Cómo se siente ser una pionera en Chile de los Encuentros que ya van por el numero 17?
Ximena: Ser pionera es muy difícil y mientras lo eres no te das ni cuenta.
Era 1996: faltaban 3 días para la primera visita de un maestro egipcio a Chile (Shokry), y no se habían inscrito ni siquiera mis alumnas. Nadie entendía el concepto de intensivo, ni habían considerado nunca dedicar tanto tiempo ni dinero a este rubro, ni se daban cuenta de la oportunidad increíble que es tener un maestro nativo en tu ciudad, sin viajar ni estar en un hotel, ni entendían porqué un hombre estaba enseñando esta danza. Ni siquiera la gente que estaba enseñando se había interesado. Tuve que tomar el teléfono y explicar quién era Shokry, de qué se trataba el evento, qué es lo que había significado para mí trabajar con él, llamadas no muy cortas y muy personales. Fui bastante convincente: hice unas 120 llamadas, recluté 90 participantes, incluyendo a algunas amigas mías que nunca habían tomado una clase de esta danza ni ninguna otra. Muchas veces me recuerdan y agradecen esta llamada hasta el día de hoy. Nunca se sabe cuándo estás haciendo historia. Me siento muy contenta de haber compartido mis maestros con toda la comunidad chilena, siento que han dejado una buena semilla y han acercado Egipto a Chile.
Oscar: ¿Los mejores recuerdos de estos 16 encuentros?
Ximena: Tendría que pensarlo, todos fueron inolvidables. Cada uno dejó algo importante, algo divertido, algo entrañable. Son días de gran energía donde pasan muchas cosas.
Oscar: ¿Qué planificas a futuro?
Ximena: Estoy bastante dedicada a mi tienda Arabesca, me gusta mucho el diseño y el vestuario y mis viajes me permiten estar al día y abastecerme. Arabesca me mantiene en contacto con toda la comunidad de bailarinas de Chile y también de otros países. Las bailarinas buscan mi asesoría en música y vestuario, y a veces también coaching.
Para el Encuentro del 2008 vendrá a Chile la bailarina tunecina Narjess Montasser, quien estaba anunciada para este año pero hubo que postergar. Representa el estilo más puro y auténtico de la danza del Medio Oriente, verla bailar es realmente emocionante. Además es muy estudiosa, viaja a seminarios y clases a Egipto como 3 veces al año, y conjuga la gracia nativa con buena técnica y buen conocimiento de ambas culturas, ya que vive en España desde hace 20 años.